En un pequeño pueblo japonés, un viudo llamado Kumagoro vive con su hija y su suegra, llevando una vida sencilla llena de tradiciones. La historia se centra en su anhelo por la música y la belleza de la naturaleza, representada por el canto de una montaña cercana. Sin embargo, su paz se ve interrumpida por la llegada de un grupo de músicos forasteros, quienes traen consigo tanto la melodía como la modernidad que desafían los valores tradicionales de la comunidad. Mientras Kumagoro se siente atraído por la música moderna y las posibilidades que esta trae, su hija comienza a enamorarse de uno de los músicos.
A medida que avanza la trama, la relación entre padre e hija se tensa, ya que él teme que ella se aleje de sus raíces y de la vida sencilla que siempre ha conocido. La lucha entre el deber familiar y el deseo de libertad se intensifica, mientras que el paisaje de la montaña simboliza el conflicto interno que enfrentan, invitando a los personajes a reflexionar sobre lo que realmente valoran en la vida.
Moviéndose entre momentos de serenidad y tumulto, los personajes se ven obligados a confrontar sus propias aspiraciones. Durante este viaje emocional, aprendizajes sobre el amor, la tradición y la modernidad emergen con fuerza, llevándonos a un clímax en el que todos deben decidir si se aferran al pasado o se aventuran hacia un futuro incierto. La película expone, con una delicadeza poética, la lucha entre la nostalgia y el cambio.