Una anciana noruega Helga le explica a su nieto Luke que las brujas no solo existen, sino que quieren eliminar a todos los niños. Las describe como calvas -aunque usan pelucas-, manos deformes -que esconden bajo unos guantes- y pies cuadrados, con repugnantes muñones en sus dedos. También le cuenta que una amiga de la infancia, llamada Erica, fue víctima del ataque de una bruja y nunca más la volvió a ver. Tras la muerte de sus padres, Luke se muda a Inglaterra junto a su abuela y allí descubre a una mujer con los ojos morados, signo de que es una bruja.