En una vibrante y ajetreada Tokio, seguimos la vida de Hirai, un hombre de mediana edad que trabaja como limpiador en unos baños públicos. A primera vista, su rutina puede parecer monótona: se levanta temprano cada día, limpia las instalaciones con esmero y siempre lleva consigo un pequeño diario en el que anota sus pensamientos. Sin embargo, a medida que la película avanza, descubrimos que hay una belleza serena en su vida aparentemente sencilla.
Hirai es un observador del mundo que lo rodea, disfrutando de los pequeños placeres: el aroma del café recién hecho, las hojas que se mueven con el viento y las conversaciones fugaces con los clientes del baño. A través de sus interacciones, se van revelando fragmentos de su pasado, sus anhelos y la soledad que lo acompaña. La rutina se ve interrumpida cuando conoce a una joven artista que, con su energía y visión de la vida, comienza a sacudir su mundo. La relación entre ambos se desarrolla lentamente, mostrando cómo dos almas muy diferentes pueden encontrar un punto en común.
Con una dirección visual poética, la película explora temas de conexión, la búsqueda de la felicidad en lo cotidiano y el arte de encontrar la paz en un mundo bullicioso. Mientras Hirai sigue adelante con su vida, la historia nos invita a reflexionar sobre nuestras propias rutinas y los momentos que pueden transformarse en perfectas conexiones.