En una Italia desgarrada por la guerra, un niño llamado Andrea vive con su madre, en un ambiente lleno de tensiones y angustias. La madre, una mujer fuerte pero marcada por sus propios demonios, intenta mantener la normalidad a pesar del caos que la rodea. La relación entre madre e hijo es intensa; Andrea, curioso y sensible, es arrastrado a un mundo de secretos que no puede comprender del todo.
La vida da un giro inesperado cuando vuelve a aparecer el padre, quien había estado ausente durante mucho tiempo. Este regreso es motivo de desilusión y confusión para el niño, que lucha por entender el amor y el abandono. Mientras las sombras de la guerra se ciernen sobre ellos, la madre parece atrapada en su propio sufrimiento, dejando a Andrea atrapado en un limbo emocional.
A medida que se desarrolla la historia, las dinámicas familiares se deshilachan, exponiendo la cruda realidad de lo que significa ser un niño en tiempos de incertidumbre. La inocencia de Andrea se enfrenta a una serie de revelaciones dolorosas que lo hacen cuestionar su lugar en el mundo y la lealtad de aquellos que ama. Los momentos de ternura se ven intercalados con la desilusión y el crecimiento forzado de un niño que debe aprender a ver más allá de la superficie, en un entorno donde la guerra no solo desgarra a los países, sino también la esencia de las relaciones humanas.