En una moderna y surrealista versión de la Guerra Fría, un superhéroe estadounidense, cuyo concepto de "libertad" está a la medida de su ego y su patriotismo exacerbado, se lanza a la contienda contra las fuerzas del mal, encarnadas por un insidioso villano francés. Este héroe, al que le gusta lucir su uniforme en color rojo, blanco y azul, ve el mundo a través de una lente bastante distorsionada, donde todo aquello que no sea estadounidense es simplemente una amenaza a su ideal.
Su travesía lo lleva a París, donde se mezcla con la cultura local y se enfrenta a exóticas amenazas, en una especie de sátira a los estereotipos que se tenían sobre los europeos y su estilo de vida. A medida que avanza la trama, el personaje empieza a perder el control, atrapado en un torbellino de absurdos y situaciones absurdas que exponen la hipocresía de una nación que proclama libertad mientras veta cualquier forma de diversidad.
La película es un explosivo cóctel de psicodelia y crítica social, donde el humor negro y el surrealismo convierten los desafíos de la política de la época en escenas hilarantes, pero inquietantes. Con un enfoque estético y narrativo que desafía el cine convencional, el protagonista se enfrenta no solo a enemigos externos, sino a sus propios demonios, en un viaje visualmente impactante que cuestiona la verdadera naturaleza de la libertad y la identidad nacional.