En un pequeño y tranquilo pueblo estadounidense, la vida se ve interrumpida cuando un grupo de activistas decide emprender la inusual misión de forzar a los habitantes a dejar de fumar por 30 días. La idea parece un tanto loca, pero el atractivo de una jugosa recompensa de un millón de dólares atrae a los más escépticos. En este punto, los residentes se ven arrastrados a una competencia donde no solo se trata de dejar el tabaco, sino de enfrentar sus adicciones, miedos y, sobre todo, sus propias debilidades.
El enfoque del plan es adorablemente caótico. Algunos intentan resistir con curiosidad, mientras que otros no pueden evitar caer en la tentación. A medida que avanzan los días, los lazos entre los personajes se van fortaleciendo: los desesperados padres, los teenagers rebeldes y hasta los ancianos del lugar muestran su lucha personal en esta peculiar aventura. Los encuentros, discusiones y la creciente ansiedad por la falta de nicotina hacen que todos se enfrenten a su realidad.
Sin embargo, lo que comienza como un simple desafío pronto se convierte en una reflexión sobre la dependencia y la búsqueda de la autoaceptación. La competencia se intensifica y los convecinos tendrán que adaptarse o rendirse ante la presión. Al final, la comunidad se une de formas inesperadas, enfrentando no solo sus adicciones, sino también los límites de su propia humanidad. Una comedia llena de risas y momentos conmovedores que nos recuerda la importancia de la conexión en tiempos difíciles.