En el bullicioso París de los años 60, una niña inquieta y llena de energía llamada Zazie llega a la ciudad para pasar un par de días con su tío Gabriel, un hombre despreocupado y algo desorganizado. Desde el primer instante, Zazie está fascinada por la idea de montarse en el metro y explorar la ciudad, pero su entusiasmo rápidamente se ve frustrado cuando una huelga paraliza el sistema de transporte. Sin dejar que esto arruine su diversión, la pequeña decide recorrer la ciudad a su manera, creando una serie de situaciones surrealistas y absurdas que desafían las convenciones.
Mientras Zazie se enfrenta a una galería de personajes extravagantes, como un extraño taxista y un grupo de adultos que no parecen entender su naturaleza juguetona, la película se convierte en un viaje visual y narrativo deslumbrante. La niña, con su curiosidad insaciable, no solo desata el caos a su alrededor, sino que también expone las hipocresías y las locuras de los adultos que la rodean.
A través de su odisea urbana, Zazie se transforma en un símbolo de la juventud rebelde y la atención a la maravilla, en un mundo que a menudo parece perder el sentido de la diversión. La película deslumbra no solo por su estilo visual innovador, sino también por su habilidad para capturar la esencia del espíritu parisino, todo ello mientras nos recuerda que la vida es, en última instancia, un juego que vale la pena disfrutar.