En esta loca secuela, nos reencontramos con Billy y Kate, quienes han dejado atrás los eventos desastrosos de su infancia, disfrutando de una vida más o menos normal en la bulliciosa ciudad de Nueva York. Billy trabaja en una moderna torre de oficinas que es todo un espectáculo de tecnología, mientras que Kate se ha adaptado a su nuevo entorno. Pero, como suele pasar, la tranquilidad no dura mucho.
Todo cambia cuando el pequeño Gizmo, el adorable y travieso mogwai, termina en las manos equivocadas. Un experimento loco de un científico en el edificio desencadena el caos, ya que Gizmo, ignorando las reglas básicas de los mogwai, se transforma en una nueva camada de gremlins, más pillos y variados que nunca. Estos seres traviesos no tienen límites, y pronto se apoderan de la torre con un arsenal de locuras: uno se convierte en una especie de versión ángel de la muerte, mientras que otro se atreve a hablar con acento neoyorquino y alardea de ser un genio.
Mientras los gremlins causan estragos en la ciudad, Billy, Kate y una serie de personajes excéntricos deben unirse para retomar el control. Con escenas hilarantes, referencias a la cultura pop y un tono desenfadado, la película es una mezcla perfecta de comedia y terror. Al final, el verdadero desafío no solo es lidiar con los gremlins, sino también recordar que a veces, las cosas que queremos evitar nos vuelven a encontrar.